Tengo la sensación de escribir un post que tendrá muy pocos años de vigencia. Muy probablemente en 10 diez años causará extrañeza las dudas y reflexiones que os voy a trasladar.

 

¿De done partimos?

Actualmente los centros escolares disponen o deberían de disponer de la ventilación mínima y calidad de aire interior establecido al CTE DB HS-3 (Código Técnico de la Edificación) y al RITE (Reglamento de Instalaciones Térmicas en los edificios).

También de forma generalizada disponen de sistema de calefacción, que debe de cumplir con el RITE y sus Instrucciones Técnicas

Recientemente en edificios escolares privados, no concertados de nueva construcción se ha empezado a instalar climatización a las aulas

En los dos últimos años se han producido reiteradas peticiones, lideradas por los Ampas, solicitando mejores condiciones térmicas en las aulas.

 

¿Qué ha cambiado?

Son varios los factores que están provocando la necesidad de limitar las temperaturas en las aulas:

  • Cambio climático
  • Prolongación (verano) del uso de los centros escolares
  • Cambio en el concepto de confort.

Coches en su día, viviendas en la actualidad (nueva construcción), son espacios donde la climatización, la refrigeración, ahora son incuestionables.

Los centros educativos no están cumpliendo con la legislación vigente ya que no se aplica la ley de Prevención de Riesgos Laborales que fija en 27 grados el límite para trabajar.

Y no olvidémonos de las condiciones higrométricas, muchas veces no sirve el abrir ventanas, ya que la humedad exterior la introducimos en el aula.

 

¿Cuáles son las reticencias?

La más importante es la económica, se necesita de una inversión muy costosa para los centros. Para que dispongamos de un orden de magnitud podemos aplicar un ratio de unos 100€/m2

Existen reservas sobre las enfermedades respiratorias que puede producir el aire acondicionado. La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) asegura que en gran medida la responsabilidad de los catarros, faringitis y bronquitis del verano están provocados por “el empleo excesivo o inapropiado del aire acondicionado”.

Actualmente las técnicas de acondicionado son inocuas si se realizan las labores de mantenimiento y disponen de sistemas de regulación que permiten un empleo “apropiado y coherente”. Hay que tener presente que en países donde hace menos falta los aires acondicionados (Alemania, Inglaterra, Francia, Australia y EEUU) se instalan de forma habitual en los centros de enseñanza y no se plantean quitarlos.

Consiste en apostar por la eficiencia energética para que no haya frío en invierno ni calor en verano. La arquitectura bioclimática también tiene algo que decir en esta eficiencia energética, disminuyendo las necesidades de frigorías a aportar por los equipos de refrigeración.

 

¿Qué recomendamos?

Realizar un análisis riguroso de las necesidades de cada centro, teniendo en cuenta los factores climáticos según su ubicación, pero también en función de las propias instalaciones. No es lo mismo una temperatura exterior de 28 grados si las aulas están dispuestas a norte o a este. Y si tienen ventanas sin ninguna medida de protección solar o disponen de ella.

Por otro lado es importante también, disponer de sistemas inteligentes de refrigeración que permitan regular la temperatura por zonas y según la actividad que los niños hayan realizado.Por ejemplo programar temperaturas más altas en el momento de la entrada de los niños del patio, ya que estarán sudados y eso puede provocar un cambio brusco de temperatura y posibles contraindicaciones para la salud.

Resumiendo, propongo que utilicemos métodos e instalaciones del siglo XXI, para formar a ciudadanos del siglo XXI. Hace unos años nos parecía extraño hablar que los niños y niñas debían estar motivados para aprender, porque ese era un factor que favorecía su aprendizaje. Ahora debemos dar un nuevo paso y adecuar los centros educativos para que todos tengamos el confort necesario para aprender también en verano.